Necesidad de reintervención
El verdadero objetivo de la Cirugía Estética no es otro que el de conseguir que el paciente se sienta satisfecho con el resultado de su intervención. Por lo general, a esto se llega cuando se alcanzan todos los objetivos sin que haya aparecido ninguna complicación.
Para la consecución de este objetivo se reúnen dos personas: por un lado, el paciente que se va a someter a la intervención y, por otro, el cirujano plástico que la va a realizar. Y ambos tienen su parte de responsabilidad en conseguirlo.
Por un lado, EL PACIENTE debe asegurarse, antes de la intervención, de que es realista en sus expectativas y, después de ella, debe ser objetivo en la valoración de su resultado.
Por su parte, EL CIRUJANO, antes de la intervención, debe ser sincero y honesto con el paciente, informándole de las limitaciones que presentan sus tejidos, de las posibles complicaciones que pueden aparecer y de lo que la intervención puede conseguir en su caso, y descartar aquellas personas que no son buenas candidatas para la misma. Ya después de la intervención, como el paciente, el cirujano también debe ser objetivo, pero además, humilde y crítico en la valoración del resultado, reconociendo en su caso un resultado mejorable o, incluso, malo, e informar al paciente de las posibilidades de mejorarlo. Desde luego, si elige para su intervención a un cirujano con buena formación y amplia experiencia en Cirugía Estética, y más concretamente en la intervención a la que desea someterse, esto le asegurará una menor probabilidad de que aparezca un mal resultado, y, en el caso de que apareciera, que sea fácilmente solucionable.
Cumplidas esas condiciones, lo más probable es que se consigan los objetivos que se propusieron antes de la intervención y ambos, paciente y cirujano, se muestren satisfechos con el resultado de la misma. Sin embargo, es cuestión de tiempo que, hasta el mejor cirujano, tenga que enfrentarse a algún mal resultado o, cuando menos, mejorable. Las cifras estadísticas dicen que todas las intervenciones de Cirugía Estética necesitan un cierto índice de reintervenciones.
El paciente debe comprender que el cirujano serio y responsable es, junto con él, el primer interesado en que todo salga bien. Y será el primero en enfrentarse a un posible mal resultado, planteando, si fuera necesario, la necesidad de una segunda intervención para resolver una posible complicación o una deformidad resultante de la primera. Si esto llegara a ocurrir, el cirujano comentará con usted las ventajas y los inconvenientes de esa segunda intervención y los riesgos relacionados con ella. Y, como ocurrió en la primera intervención, la sinceridad del cirujano y la objetividad del paciente deberán ayudar a éste a tomar la decisión de someterse a esa segunda intervención y harán que sus expectativas sean realistas respecto a ella.
El error es inherente al ser humano y hasta el cirujano más cualificado tiene a veces un mal resultado (al igual que el mal cirujano también puede conseguir, de vez en cuando, un buen resultado). Existen cirujanos muy poco autocríticos que aseguran no tener pacientes insatisfechas. Esta afirmación puede deberse a dos razones: bien a que realmente han operado muy poco, o bien a que le falta capacidad de autocrítica. La falta de autocrítica impide el aprendizaje y el desarrollo como cirujano (y, también, como persona). Curiosamente, los cirujanos que se empeñan en negar un resultado objetivamente malo después de una intervención suelen ser los mismos que ocultan al paciente, antes de ella, las limitaciones de la misma y sus posibles complicaciones, entregándoles el consentimiento informado minutos antes de la misma con la excusa peregrina de que “si te lo lees, no te operas”. Rechace este tipo de técnica de ventas utilizadas por algunos con el objetivo de operar al mayor número de pacientes posible. Si usted sospecha o sabe que su cirujano es de este tipo, lo mejor que puede hacer es buscar a otro que sea honesto con usted y que demuestre más seriedad en su trabajo.
Por supuesto, y ya lo hemos dicho en otros apartados, antes de la intervención también debe asegurarse usted de que el cirujano que va a operarle sea el mismo que le vea antes de la intervención y quien le siga después de la misma. Porque si el resultado no es objetivamente bueno, ¿quién se va a hacer responsable de él? ¿el que no eligió la técnica quirúrgica idónea para resolver su problema y/o no le informó debidamente a usted de lo que podía esperarse antes de la intervención?, ¿el que, supuestamente, no realizó la intervención de forma adecuada?, o ¿el que siguió su evolución después de la intervención y no detectó esa posible complicación causante de esa secuela? Usted, como futuro paciente de Cirugía Estética, debe ser el primer interesado en que esas tres personas sean la misma, con el objetivo de que pueda dirigirse a ella y preguntarle su opinión sobre el resultado. El cirujano serio no elude responsabilidades, se enfrenta a ellas.
Por lo general, un paciente motivado y bien informado antes de la intervención, y en manos de un cirujano cualificado, obtendrá un buen resultado de su intervención y será un paciente satisfecho después de la misma. Pero, si aún así, usted no se siente satisfecho con el resultado de su intervención siga las siguientes recomendaciones:
- Asegúrese de que, antes de la intervención, presentaba unas expectativas realistas sobre lo que la misma podía conseguir en su caso y se encontraba equilibrado desde el punto de vista psicológico y/o emocional;
- Asegúrese de que su cirujano le informó, también antes de la intervención, de forma sincera y honesta, de las limitaciones que presentaba su caso en particular, así como de las posibles complicaciones que podrían aparecer y le entregó, con la suficiente antelación, el consentimiento informado para que usted tuviera suficiente tiempo para leerlo tranquilamente en su casa y preguntarle las dudas que le pudieran surgir al respecto;
- Si el resultado ya se ha producido, descarte que, en el momento de valorarlo, su propia objetividad se encuentre mermada por algún problema que le esté afectando desde el punto de vista psicológico y/o emocional;
- Si usted sospecha que su cirujano no está siendo sincero y honesto con usted, lo mejor que puede hacer es pedir unasegunda opinión a otro cirujano plástico. Eso sí, asegúrese de pedirla a un cirujano que reúne las cualidades ya comentadas (sinceridad, honestidad, experiencia, etc.), imprescindibles para poder asegurarse una valoración objetiva del problema y una información veraz sobre su posible solución; y, por último,
- Concédale la importancia que merece a la opinión de terceras personas. Como ya hemos dicho, la falta de información, la existencia de algún lazo de tipo sentimental, y a veces también de buena voluntad, invalidan las opiniones que otras personas puedan expresar sobre el resultado de su intervención.
Finalmente, si usted cree que su cirujano actuó correctamente, tanto antes, como durante, como después de la intervención, la aparición de un resultado mejorable, o incluso malo, no debe hacerle perder la confianza que depositó en él. Aunque es poco frecuente, especialmente en manos de un cirujano cualificado, no siempre salen las cosas bien a la primera. Es verdad que si el análisis inicial del problema en la primera consulta fue acertado y su cirujano dispone de la formación, experiencia y habilidad necesarios, lo más probable es que el resultado satisfaga a las dos partes y que, como mucho, y en casos poco frecuentes, sólo sea necesaria una pequeña intervención para alcanzar el objetivo fijado antes de la intervención. Por eso es importante que desde la primera consulta se ponga en las manos adecuadas y elija para su intervención a un cirujano plástico que haya demostrado durante su carrera, día a día, su seriedad, responsabilidad, sinceridad y honestidad con el paciente.
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