Expectativas
Limitaciones
En una actividad como la Cirugía Estética en la que el aspecto psicológico, o al menos el criterio personal, influye tanto en la valoración de sus resultados, es fundamental que quien vaya a valorar esos resultados después de la intervención sea lo más objetivo posible. Para lograr esa objetividad, cuando el resultado ya está presente, hay cosas que el paciente puede comenzar a hacer ya antes de la intervención. En primer lugar, debe abandonar ciertas ideas preconcebidas, o provenientes de una mala información a través de una persona no cualificada o de un profesional poco sincero. Y después, recabar toda la información relacionada con la intervención, de la forma más objetiva, sincera y honesta posible.
Por eso, en la primera consulta su cirujano debe preguntarle por sus expectativas sobre la intervención y, después de analizarlas y explorar la zona a intervenir (forma, volumen, calidad de los tejidos, etc.), exponerle con lenguaje sencillo y entendible las posibilidades que hay de conseguir los objetivos que usted espera de ella. El cirujano debe ser sincero y honesto con usted y exponerle tanto las ventajas como los inconvenientes de la intervención, así como las posibles complicaciones que pueden aparecer. Piénselo dos veces antes de operarse con un cirujano que le garantice un resultado perfecto al 100% o que le asegure que la intervención no conlleva ningún riesgo. Restarle importancia a la intervención o garantizarle que va a quedar perfecta después de la misma es una técnica de venta más.
Existen objetivos muy improbables, por no decir imposibles, de conseguir con una intervención de Cirugía Estética. Cada intervención presenta una serie de limitaciones que el paciente que desea someterse a ella debe conocer. La mayoría de estas limitaciones son de tipo físico, pero también existen otras de tipo psicológico.
El primer factor que puede limitar la obtención de un buen resultado en Cirugía Estética es de tipo físico o anatómico: la CALIDAD DE LOS TEJIDOS del propio paciente. Y es que, por cualificado que esté y experimentado que sea el cirujano, el resultado final de una intervención dependerá, en gran medida, del tipo de tejidos y de la forma de cicatrizar del propio paciente. Por ejemplo:
Sería ilusorio que un paciente con una piel muy gruesa en su nariz espere, y su cirujano le asegure, una gran reducción en la proyección de su punta. Si se intentara eso aparecería un exceso de piel encima de la punta, lo que provocaría, después de la intervención, una deformidad de la nariz conocida como “en pico de loro”;
Tampoco sería realista que una paciente que se va a someter a una mastopexia o a una reducción mamaria espere que sus mamas queden para siempre tan elevadas como se dejan al final de la intervención, y más si sus tejidos son muy laxos. Las mamas siempre caen, en mayor o menor medida, después de haber sido elevadas. Dependiendo de la elasticidad de la piel que tenga cada paciente, y de otros tejidos que mantienen la mama en su sitio, las mamas caerán antes o después, y más o menos, después de la intervención. Desde luego, siempre mostrarán mejor aspecto que antes de operarse, pero invariablemente sufrirán una caída después de la intervención. Tenga esto en cuenta antes de tomar la decisión de operarse y pídale a su cirujano que le enseñe fotografías de pacientes ya operadas por él, con una caída previa similar a la suya, para que pueda usted comprobar cómo cambia el aspecto de la mama meses y años después de una mastopexia o de una reducción mamaria;
Tampoco es probable que dos amigas, o incluso dos hermanas, que se someten a una mamoplastia de aumento consigan el mismo resultado, incluso aunque se coloquen el mismo tipo y volumen de implantes. Ello es debido a que no todas las pacientes presentan el mismo tórax, ni la misma forma y volumen de la mama antes de la intervención ni, sobre todo, la misma calidad en los tejidos blandos. Y es que, especialmente, la distensibilidad de los tejidos de la mama determina invariablemente el tipo de resultado: unos tejidos distensibles ayudarán a conseguir un resultado natural, con una cierta caída, pocas semanas después de una mamoplastia de aumento, mientras que esa misma caída será más difícil de observar, y será necesario esperar más tiempo después de la intervención para hacerlo, en presencia de unos tejidos indistensibles;
La calidad del resultado después de una liposucción también depende de la elasticidad de los tejidos blandos, especialmente en determinadas zonas, como en la cara interna de los muslos o en las llamadas “cartucheras”. Existen pacientes en las que puede conseguirse una notable reducción de volumen en una zona concreta sin la aparición de deformidades residuales en la piel. Para ello, la elasticidad de los tejidos blandos debe ser excelente, lo cuál es habitual en pacientes jóvenes. Conforme aumenta la edad, la elasticidad de todos los tejidos disminuye, y no sólo la de la piel, sino también la de aquellos que la unen a los tejidos profundos. Cuando aumenta la flaccidez de estos tejidos la piel cae, lo que es más evidente en determinadas zonas del cuerpo como la cara, la cara interna de los muslos, etc. Si esto ocurre así de forma natural, y más cuando existe una pérdida de peso gradual por dieta y ejercicio, imagínese usted lo que puede ocurrir después de una gran reducción de volumen de forma repentina en esa zona: la piel, al no tener la capacidad suficiente para adaptarse a ese nuevo volumen, caerá, provocando la aparición de pliegues y depresiones en su superficie. Cuanto mayor sea la reducción de volumen, mayor será la probabilidad de que aparezcan esos pliegues. Y usted debe decidir, previamente informada por su cirujano, si la reducción de volumen le va a compensar la posibilidad de que eso ocurra. Si duda de ello, no se intervenga.
Por otro lado, existen limitaciones o problemas DE TIPO PSICOLÓGICO Y/O EMOCIONAL, cuya presencia en la persona que desea someterse a una intervención de Cirugía Estética, deberían descartarla como candidata a la intervención. La mejoría de su aspecto ayudará a que el paciente se sienta más a gusto consigo mismo, aumentando su autoestima y la seguridad en sí mismo (ejemplos de lo cuál vemos los cirujanos plásticos todos los días en nuestras consultas) y, por tanto, se encontrará en mejor disposición para lograr ciertos objetivos. Sin embargo, el cambio de su aspecto nunca le va a llevar directamente a la consecución de determinados éxitos de tipo personal, laboral o social.
Como futuro paciente de Cirugía Estética, usted debe asegurarse de que la decisión de someterse a la intervención no está tomada en un momento de bajo estado de ánimo, y menos aún con el objetivo de superar éste. Una situación frustrante en su trabajo o un conflicto grave en su relación de pareja, por ejemplo, pueden alterar el equilibrio emocional de la persona. La mejor manera de solucionar este problema no es, ni mucho menos, un cambio de su imagen física. Más bien al contrario, es deseable que la persona se encuentre psicológicamente estable a la hora de someterse a la intervención, requisito fundamental para enfrentarse a las posibles complicaciones que puedan aparecer y a la posibilidad de que esta alteración limite su objetividad a la hora de primera consulta, una razón más por la cuál ésta debe ser lo suficientemente larga, y aplazar la intervención hasta asegurarse de que el paciente es un buen candidato para la intervención.
Si no sale de él, exíjale a su cirujano en la primera consulta que le hable claro respecto a las expectativas que usted tiene respecto a la intervención y que pueden verse cumplidas después de la misma. Pídale que le muestre fotografías de casos parecidos al suyo donde usted pueda comprobar lo que puede ocurrir si se opera: las ventajas y, también, si los hubiera, los inconvenientes. Pregúntele por las complicaciones que pueden aparecer en relación con la intervención a la que desea someterse. De este modo dispondrá de todos los datos para decidir si se opera o no con conocimiento de causa. Un cirujano honesto preferirá no operarla antes que tenerla como paciente insatisfecha (se dice que “cuando un cirujano realiza una intervención, gana dinero; y cuando no la recomienda, gana prestigio”). Y si usted no tiene una idea clara y realista de lo que se puede conseguir con la intervención es preferible que demore la decisión de operarse hasta que la tenga. Y si tiene la más mínima duda de que su cirujano no le está siendo sincero al respecto y le está escondiendo información para conseguir que se opere, visite a otro cirujano que le ayude a resolver esas dudas.
El buen cirujano sabe que la causa más frecuente de insatisfacción en el paciente después de una intervención de Cirugía Estética es no haber cumplido las expectativas que puso en ella antes de operarse. Un paciente motivado y bien informado antes de la intervención será un paciente satisfecho después de la misma.
Simulación del resultado
Algunos cirujanos utilizamos algún tipo de programa informático para mostrar una simulación del resultado esperado de la intervención sobre la propia fotografía del paciente. Aunque existen cirujanos que dudan de los beneficios de esta simulación, ya que temen que el resultado real no se parezca al resultado simulado y el paciente se muestre insatisfecho después de la intervención, hay otros que lo consideramos muy valioso para ayudar al paciente a conseguir una expectativa realista sobre la intervención. En nuestro caso, nunca realizamos determinadas intervenciones, por ejemplo, una rinoplastia, sin haber hecho previamente esta simulación delante del paciente en la primera consulta. Esto nos ayuda a entender perfectamente lo que desea el paciente y hace que éste salga de la consulta con una idea muy aproximada del resultado que puede esperar de la intervención.
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